jueves, 8 de septiembre de 2011

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Especial Noche de Miedo (Fright Night)

“Noche de Miedo” — 1985 — Tom Holland

[Jerry, el vampiro]

“Noche de miedo” (85) es una película mucho más original que la media de su generación desde que vislumbramos su arranque: una luna llena y un aullido nos da paso a esas voces en off paridas del otro lado (del otro lado) de la pantalla que nos meten de lleno en el género… Pero “Fright Night” era capaz de revisarse a sí misma bajo un programa nocturno, que da nombre al filme, dedicado a cintas de vampiros y toda clase de monstruos del inframundo. Lo que ocurre en la pantalla va a ocurrir al otro lado y precisamente su protagonista, que va al instituto en un coche a falta de alguna capa de pintura y que tiene un amigo friqui y una novia retro-ochenta-hortera, deja de mirar el televisor (y la ficción) y se pasa con sus prismáticos a visionar la otra tele-horror-realidad que tiene en la ventana de al lado.


La credibilidad cuando se rompe las leyes de la realidad sólo encaja como ficción y más cuando la saturación catódica de monstruos ha reducido la imposibilidad que habiten en nuestro mundo. Antes no había internet y sólo existía el boca-a-boca, la leyenda urbana y la información televisada. En la película habitaba con absoluta convicción la comedia y el terror ante la incertidumbre por el desconocimiento. Residía el erotismo y la presentación del vampiro se hacía mediante un riff de guitarra. Los vampiros serán en nuevo rock… mundial y desde luego Tom Holland no se equivocó.

Rememoración y Reivindicación de los clásicos bajo aspecto y estética ochentera
Pero “Noche de miedo” tiene una capa más profunda y nostálgica ya que habla de esa pérdida del legado de la Hammer frente a los psycho-killers, con la cara cubierta por una máscara, que inundaron los ochenta. El terror que instaura la película se basa, al igual que “De repente, un extraño” (90), que intentó resucitar “Arlington Road. Temerás a tu vecino” (99), en que tu vecino, aparte de ser un vampiro, se puede convertir en el peor enemigo público y personal: aquí, le deja sin amigos y se lleva a la chica del héroe a la disco y al huerto para hincarla el diente en menos de un amanecer.

“Noche de Miedo 2” — 1988 — Tommy Lee Wallace

[Regine, la vampira]

“Noche de miedo 2” nos revelaba algo aterrador si eras protagonista de una cinta de terror en los ochenta: en los campus americanos la niebla llega hasta en los pasillos interiores. Pero también algo terrible para los protagonistas de la anterior entrega: la venganza familiar hace que una troupe de vampiros se instale en el mismo edificio de Peter Vincent con fines perversos.

Cuando la vi en el cine me encantó el vampiro de color (y con colores) en patines como modelo a seguir. Tenía menos conversación que Álex González en “X-Men” pero molaba por eso de ir en patines y ser vampiro… pero pensándolo bien, ¿¡quién quiere unos patines cuando es vampiro!? En sí, define lo que es esta inferior secuela: simple pose. La película se pierde en las performances de Regine Dandridge como si fuera un alargado clip de terror para la MTV.

El plan de la villana no estaba mal: convertir a Charley, el verdugo de su milenario hermano fallecido por insolación, para torturarlo toda una eternidad. También quitar a Peter Vincent su programa para ser la nueva diva catódica y hablar con propiedad del tema (que ella perfectamente controla), claro. Y lo que invitaba a ser una cinta de terror psicológico y cambio de roles frente a la anterior se convierte en un culebrón con mucha niebla de hincar el diente: el vampiro ahora tiene vagina, el convertido pito y la heroína tetas (Amanda Bearse entiendo que estaba ocupada con “Matrimonio con hijos” y relegó su rol a un nuevo personaje, y encima modelo -Traci Lind; más pose y pasarela).

Segundas partes fueron (casi) siempre peores
Que la película incluya un psicólogo, se hable de locura, traumas e incluso un psiquiátrico no implica que haya mucha psicológica: el protagonista superó su trauma mediante la negación aunque es innegable que “Noche de miedo 2” bordea constantemente el ridículo y tiene sus momentos coléricos, como esa partida de bolos de vampiros. Parece más una cinta de aventuras con fashion-monstruos adictos a la cultura pop-ular. Lo mejor, en esto casos y tal y como hace Peter Vincent, es reivindicar su profesión ante una amenaza mayor. Es una pena que nunca se lo plantease el director, que acabó trabajando con Jon Bon Jovi haciendo de un pseudo-Van Helsing.

“Noche de Miedo” — 2011 — Craig Gillespie

[Noche de Bodrio]

El varapalo en taquilla de las revisiones con forma de remake 3D de “Conan” y “Noche de Miedo” contrasta con el éxito, por la vía nostálgica, de otras exploraciones ochenteras como “Super 8” o “Paul” (en cuanto referencias se refiere). Jerry, el Vampiro, ha sido ‘Farrellizado’ para una película pensada para el 3D mediante sus efectos e intentar hincar el diente en la taquilla. El remake de la interesante y siempre reivindicable “Fright Night” decide, desde su inicio, ignorar el material original dejando el tubo catódico por la pantalla plana y la presentación del villano frente al héroe como en el filme del 85.

Jerry, el nuevo vecino, es presentado como un vampiro buenorro al que le da lo mismo las milfs que la teens: lo importante es chupar y lamer (tampoco específica mucho el orden). Si “Fright Night” reclamaba un lugar en los ochenta para las viejas fórmulas y clásicos de la Hammer, por la saturación de los filmes y secuelas de psycho-killers enmascarados, esta “Noche de Bodrio” (mejor diferenciar con la preferencia de la calidad frente a la actualidad) simplemente reivindica (si es que reivindica algo) el uso de leotardos y trajes ajustados. Pero lo que es peor: acerca al villano vampiro (es tan chungo que no necesita subordinado) a Jason Voorhees o Michael Myers en sus métodos y persecuciones.

Jerry, el Vampiro quiere simplemente hincar el diente
Los espejos ahora son cámaras de vídeo y podría investigar sobre nuestra cultura digital con una anti “[•REC]”: grabo luego no veo al monstruo (aunque aquí hay mucho friqui pero nadie sube los vídeos a youtube). Pero el camino de Craig Gillespie no es explicar sino sobreexplicar: se quiere dar cierto misticismo al origen de los vampiros aunque éstos deberían plantearse decir aquello que con Franco (o Suarez o Felipe) se vivía mejor porque a ellos sí que les ha puteado la tecnología y sobre todo internet. Aunque aquí no puedan ser detectados por las cámaras de vigilancia es una putada si quieren ligar con una víctima por la webcam, por ejemplo (o que ésta le saque el móvil como prueba si le va hincar algo de cintura para arriba).

Malos Tiempos para la Religión
Las localizaciones y la estructura del guión en cierta medida son similares pero quitando la auto-parodia y mucho humor: hay caza-vampiros pero ya no es presentador de un infra-espacio de televisión sino un showman (con pasado) de Las Vegas, hay disco pero no baile frente a un espejo ni transformación erótica, hay mamá y súper-mamá y hay héroe aunque más preocupado de no perder popularidad que de salvar a la chica (y al mundo). Simplemente hay acción y un señor en camiseta de tirantes que se hace llamar Colin Farrell. Perdón, Jerry el Vampiro.

1 comentario:

  1. la autentica Noche de Miedo es una de mis películas favoritas. Por consiguiente... cada vez que alguien me habla bien del remake vuelvo a perder la fe en la especie humana.

    Muy buen post y ENORME Peter Vincent (el único y verdadero).

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