viernes, 2 de marzo de 2012

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Luces rojas: Cara o Cruz

“Luces rojas”
Título original: “Red Lights”
Director: Rodrigo Cortés
España
2012

Sinopsis (Página oficial):

Dos investigadores de fraudes paranormales, la veterana doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su ayudante Tom Buckley (Cillian Murphy), estudian los más diversos fenómenos metapsíquicos con la intención de demostrar su origen fraudulento. Simon Silver (Robert De Niro), legendario psíquico, tal vez el dotado más célebre de todos los tiempos, reaparece después de treinta años de enigmática ausencia para convertirse en el mayor desafío mundial para la ciencia ortodoxa y los escépticos profesionales. Tom comienza a desarrollar una densa obsesión por Silver, cuyo magnetismo se refuerza de forma peligrosa con cada nueva manifestación de oscuros fenómenos inexplicables…

Crítica Bastarda:

Esta película queda definida en su recta final y desenlace. En ese punto habrá dos tipos de espectadores:

a) Los que vean la cara de la moneda y piensen que han visto una revisión sobre parapsicólogos, psíquicos y farsantes de “El truco final (El prestigio)” de Nolan bajo la batuta de M. Night Shyamalan.

b) Aquellos que vean la cruz de esa moneda en esas ‘luces rojas’ que salpican toda la obra y entiendan la película, pero no la comprendan por sus numerosas ‘incoherencias’ y secuencias incomprensibles que catalogaran de tramposas.

Investigando y descubriendo la mentira

“Luces Rojas” trata de la duda de creer o no, pero también de negar y negarse a sí mismo las evidencias. Entre la verdad y la falsedad parece que la controversia se erige como nueva arma de marketing. La película de Rodrigo Cortés no sólo me parece incoherente, pese a que su idea de partida (y fin) resultaba bastante original y poco convencional, sino decepcionante. Precisamente el material con el que contaba el director de películas siempre sorprendentes, gusten o no como “Buried” y “Concursante”, parecía ser esa cinta que tenía que haber entregado Shyamalan en vez de la inefable “Airbender, el último guerrero”. El libreto invitaba a buscar la línea de unión entre Cronenberg, Lynch y De Palma insistiendo en la puesta en escena hitchcockiana, opresiva y sumamente onírica e incluso a una serie procedimental en el polo opuesto de “Expediente X” de Chris Carter. Parece que Cortés en vez de buscar un final brutal y catarsis explosiva similar a “Scanners” ha entregado una película tan plana como vistosa y efectista.  

Delante del telón...

El director define su propuesta como «una bomba de relojería de apertura retardada» haciendo referencia a las resonancias que debería dejar en el espectador pasado el tiempo. Precisamente vivimos en el mundo virtual de los 140 caracteres y de las redes sociales que provocarán un aluvión de reacciones inmediatas sin ni siquiera digerir la película. No sé dentro de un año cómo veré “Luces Rojas” aunque temo que mi jugo gástrico se haya convertido en su mortal verdugo junto a esos ‘terremotos’ dignos de ‘Humor amarillo’. A día de hoy me quedo con la frase de Simon Silver: «Si no hay pureza en la intención, puedes acabar creando monstruos» porque realmente define la propuesta. Las intenciones de Cortés son puras, pero su libreto y montaje me resultan tramposos e incoherentes, plagado de lagunas y de risibles fullerías. Así, efectivamente, se genera y crea en mi cerebro un monstruo llamado película fallida y fraudulenta, que parece jugar en todo momento con una moneda con dos caras...

No obstante, estamos ante una de las películas imprescindibles de la temporada: hay que verla (obligatoriamente) y digerirla detrás del telón como el manjar que es. 

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