domingo, 15 de julio de 2012

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Las brujas de Oz: La ‘Palabra Cambiante’ es BODRIO

Miniserie
“Las brujas de Oz”
(2011)
EEUU
Director: Leigh Scott
Título original “The Witches of Oz”

Sinopsis (Filmaffinity):

Dorothy Gale es una chica que escribe cuentos basados en la tierra de Oz. Su tranquila vida en Kansas cambia cuando recibe la oferta de una agencia de Nueva York para interpretar esas fantásticas historias. Los libros de L. Frank Baum sobre el universo de Oz (en los que se basa también el clásico de Victor Fleming de 1939) son la base de esta producción que se rodó inicialmente como una película y que se distribuyó en forma de miniserie en la mayor parte del mundo (excepto en EEUU, su país de origen, donde se estrenó en cines (con una hora menos y unos efectos especiales más elaborados que en la televisiva).

Crítica Bastarda:

Esta semana hemos podido disfrutar de “Oz, un mundo de fantasía” de Sam Raimi con su primer trailer que da muchas señas de sus futuras credencias y méritos (sobre todo visuales). Pero hace poco sufrimos con “Las brujas de Oz”, que en cierta manera han allanado el camino para que James Franco como Oz y las brujas Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (Michelle Williams) sobrevuelen con su futuro éxito. 

—¿Alguna vez has visto “El planeta de los simios”?

No sabemos si cuando dicen esa frase se referían a la original de Franklin J. Schaffner o al remake de Tim Burton. Ojalá que “Las brujas de Oz” fueran al menos la mitad de lo que fue el remake de Burton. Bueno, entre que te arrase Nueva York (y de paso tu cerebro) “Godzilla” de Roland Emmerich o unas brujas con un ejército de monos voladores y un FAIL de dinosaurio de “Parque Jurásico” no sé qué es peor: morir de la vergüenza ajena o morir de una vergüenza ajena mayor.

El Bodrio de Oz
“Érase una vez”, “Grimm” y las dos revisiones cinematográficas de Blancanieves perpetradas por Rupert Sanders y Tarsem Singh han puesto de moda la vuelta de los ‘viejos clásicos’. Clásicos que ya eran material de explotación de esas miniseries con deficientes efectos especiales que inundaron las parrillas televisivas. El Mago de Oz es puesto a prueba ahora (como nuestros sufridos cerebros) en el glamuroso y cosmopolita Nueva York. Ni taxistas viciosos voyeurs, ni ladrones de bolsos goblins ni mucho menos esas transiciones en plan clip. ¡Ni que fuera el ‘Ray of Light’ de Madonna!

Dorothy ha crecido de todos lados... menos en inteligencia
A Dorothy la dicen ‘Creo en ti’…. Pero al otro lado de la pantalla únicamente creemos que “Las brujas de Oz” es todo un Señor Bodrio. El guión es imperdonablemente mediocre, la mayoría de las actuaciones no es que sean pobres es que son patéticas, los efectos especiales son superados por los de cualquier fanfilm y un videojuego de 8-bits tiene más complejidad narrativa que semejante engendro. Pobres Pippin (Billy Boyd) y Sam (Sean Astin). Pobre bruja villana con su frase fatalista «Nunca he tenido amigos… sólo esclavos…» y la muerte más estúpida de la historia del cine televisivo (en el spoiler). Pobres espectadores que la sufran entera. Pobres… porque aquí la ‘Palabra Cambiante’ para arrasar con el mundo y con nuestros cerebros es BODRIO.

Spoiler:

“Las brujas de Oz” contiene posiblemente la muerte más estúpida de la historia: la bruja mala muere por sus propias lágrimas… (Dorothy en plan Marqués de Sade la hace llorar con un efecto similar a una presentación de Powepoint de flores, gatitos, cachorritos y bebés con mensajes del amor y la amistad). Recordemos que la Bruja del Oeste es de secano… Y es que si usted llora viendo esto es para matarle, sin ofender. Aunque, al igual que en las bodas, todo el mundo llora de alegría cuando acaba un pedazo de bodrio. Es la respuesta del cerebro a la pérdida de masa encefálica, que lo sepan.  

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