sábado, 8 de septiembre de 2012

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The Newsroom: De quijotes y molinos

Serie de TV
“The Newsroom”
EEUU
2012

Sinopsis (Página Oficial):

Aaron Sorkin y HBO. La mezcla de estos dos conceptos ya es atractivo suficiente para que esta nueva serie del genial creador de “El ala oeste de la Casa Blanca” sea la más esperada de este final de año. La serie se centra en el funcionamiento de un programa de noticias de una televisión por cable y en las vidas de sus empleados, con especial atención al presentador, Will McCallister, y a la productora ejecutiva, MacKenzie. El mayor atractivo de este proyecto es, sin duda, su creador y guionista, Aaron Sorkin, ganador de un Oscar al mejor guión adaptado por La red social”, que está también detrás de los guiones de películas como “Algunos hombres buenos” o “La guerra de Charlie Wilson”.

Crítica Bastarda:
En lo que toca  a la valentía, cortesía; hazañas y asunto de vuestra merced hay diferentes opiniones: unos dicen: «Loco, pero gracioso»; otros, «Valiente, pero desgraciado»; otros, «Cortés, pero impertinente»; y por aquí van discurriendo en tantas cosas que ni a vuestra merced ni a mí nos dejan hueso sano. 
‘El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ Parte II 
Miguel de Cervantes
Toda noticia sufre el escrutinio, interés y asimilación del público al que se dirige. Intenta resistir el análisis por parte de la audiencia dependiendo del tratamiento, interés subjetivo/político/corporativo y, sobre todo, del contenido de la noticia en sí. Aaron Sorkin, que inicialmente pensó en titular la serie “More as this story develops”, ha querido tratar y retratar el ámbito de la noticia desde sus redactores e informadores. Narrar el desarrollo de las historias que se convierten en noticia. Pero al igual que toda noticia ha sido sujeta a interpretaciones y duros análisis. Repetidamente se han ensalzado los fallos de “The Newsroom”: demasiado sermón, poco periodismo, demasiado repetitiva, poca novedad, insuficientemente incisiva con tramas personales muy descompensadas, didáctica y cándida, moralista, maniquea, inverosímil e incluso que trata a los espectadores como si fueran idiotas. Por añadir que incluso se ha llegado a pedir la cabeza de Dev Patel o meterse con la elección del tema de Coldplay (‘Fix You’) que cierra uno de los capítulos…


Las críticas crecieron a tal nivel que el propio Sorkin tuvo que salir en defensa de la serie para declarar que es una ‘ficción’ y ‘fantasía’. Entre la vivencia de rentas pasadas, el auto-homenaje y la asimilación, condensación y perfección de “Sports Night”, Studio 60 y “El ala oeste de la Casa Blanca”, el guionista no hay querido dar esta vez la espalda al show de televisión y utilizarlo de mero telón de fondo. Posiblemente su afán informativo, a través de acontecimientos que fueron noticia durante su desarrollo (de abril de 2010 hasta agosto de 2011 en su primera temporada), contraste con el equilibrio entre el lado humano y profesional de todos los personajes. Enfocada a dar caña al Tea Party, movimiento definido por la serie como los talibanes de Estados Unidos de América, da la impresión de erigirse como un quijote del tubo catódico (tanto fuera como dentro de la pantalla) e indicar lo que es bueno y malo dentro del periodismo, pese a enfrentarse a esos sólidos e infranqueables molinos (y gigantes corporativos).


Una pregunta tan ‘estúpida’ como declinable del patriotismo «¿Pueden decir por qué América es el mejor país del mundo?» es la que forma un círculo de respuestas interiores y nuevas preguntas. Unas palabras en un bloc de notas, una imagen del pasado que sigue siendo presente y un giro y vuelco en la vida del protagonista… hacen el resto. Aunque todo lo anterior se cierra al final de la primera temporada, siempre quedará una duda… porque “The Newsroom” quiere plantear dudas en los espectadores a través de información. Para algunos será un sermón, para otros la evidencia y deficiencias en la información y medios actuales. El indivisible modo de hacerlo es con una crítica real y rebatible, camuflada de falsa crítica en una ficción dentro de un pasado, donde no pueda ser rebatible y desde el punto de vista de la sala de redacción (adiós al cliché de la reportera/o en busca de la noticia en la intemperie). Los hechos de lo acontecido otorgan una verdad al presente y  precisamente “The Newsroom” trata de eso. También de relaciones humanas, laborales y de parejas, de amor, celos, confesiones y roces en el desempeño de las funciones tanto del equipo como ejecutivas, de dotar de veracidad al discurso mediante la humanidad de sus protagonistas.


Repleta de flashbacks y virguerías, inflada de diálogos e información, Sorkin quiere tratar el informativo como ejemplo a seguir y modelo que se ha perdido en el tiempo catódico. ¿Dónde están los intereses corporativos en las noticias que se dan y no se dan? ¿Por qué se sesga la información en este mundo bipolar? ¿Cómo se mantiene económicamente unos informativos o un periódico y por lo tanto por qué no se hablan de ciertos temas que asustarían a los comerciantes? Es cierto que es una versión idealista pero también una advertencia hacía la frivolidad y poco rigor informativo en la actualidad. Define la televisión en estado puro y que halla los nexos entre “Network (Un mundo implacable)” y “Luna nueva” bajo patrones sorkinianos en una realidad pasada y voluble en nuestro presente. Todo cuento debe tener moraleja y “The Newsroom”, como toda serie dispuesta a ser leyenda, no habla sobre la integridad. Efectivamente Sorkin tiene toda la razón: su serie, lamentablemente y vista sus furibundas críticas contrastadas con los actos de los medios (adictos al sensacionalismo) donde trabajan los periodistas/críticos que las lanzan, es mera fantasía.

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