lunes, 10 de septiembre de 2012

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Boss (2x04) Redemption: Redención

“Boss” continua el camino de su segunda temporada con seguridad y sin presión. Provoca un cierto sentimiento y sensación de que la cadena de cable Starz desea tener en su parrilla una serie de calidad con la que Kelsey Grammer se sienta poderoso y seguro. Un nuevo rumbo dramático que ha marcado Gus Van Sant y la seriedad de la propuesta, a la que no le importa mostrar los mecanismos de corrupción, manipulación y, por supuesto, enfermedad y locura que afecta a la política norteamericana. Si en la anterior temporada las primarias para conocer quién iba a presentarse como gobernador marcaron una de las tramas principales, ahora es momento de centrarse en esas elecciones que atañan a parte del reparto. “Redemption” es el cuarto capítulo de la segunda temporada y es momento de analizarlo al detalle.

«A algunas cosas es mejor dejarlas rotas» y «Los errores del pasado van a ser corregidos» son dos frases que se pronuncian en el episodio y que dan sentido dramático a “Boss”. La enfermedad y desequilibrio mental que mantiene en secreto Tom Kane lo han llevado a estar afectado por la sensibilidad y los remordimientos en los frentes personales y profesionales que se encuentran quebrados: su familia y su ciudad. La redención que marca, tanto el título del capítulo como ese legado con el que tal vez quiera despedirse el personaje, antes de que su enfermedad le convierta en un ser carente de voluntad. El personaje de Mona Fredricks es parte de ese motor de cambio que necesitaba la serie y Kane. Su lucha en este capítulo se cierne sobre su familia y una de las tramas principales de la temporada: la reconstrucción de Jardines Lennox.


Queda pendiente en la recámara la fascinación de Ian Todd por Kane… ¿Un bastardo tal vez? Tiene la misma foto en su casa de Tom y Ryan en sus años mozos con dos mujeres… También la detención del sospechoso de los disparos (Chad Langley, un francotirador del ejército que sirvió en Vietnam) cuya identidad tal vez decepciona a Kane o le muestra que los pecados que cometió en el pasado se ciernen sobre él. Para Chad es el responsable de la violación y asesinato de su sobrina, hace 19 años… Quitar del medio a los matones, tanto criminales como financieros y ningunear al Fiscal del estado parecen conformarse como las voluntades de ese alcalde en cuya retaguardia familiar no quiere formar parte de su juego. Meredith Kane quiere que trate su enfermedad en Canadá con un tratamiento experimental mientras que su hija sigue viéndole como el monstruo que fue en el pasado. Adaptarse o morir parece el lema y así se aplica a todos los personajes. Kitty vuelve a ser Kitty pero es puesta a prueba por Maggie, que revela que conocía los detalles de su affaire pero que es una de tantas. Esa revelación hace que Kitty ceda ante una propuesta inferior de debate. Ben se sorprende al conocer la victoria de su mujer sobre su antigua amante…


Sam siente algo por Kitty, avistado ya en el pasado capítulo, y quiere llegar más lejos sobre el asesinato de Ezra. Kitty le revela el nombre del sospechoso que le ha facilitado Kane en la despedida ‘improvisada’ que mantuvieron ambos… A cambio, recibirán un trato de favor del periódico. Tom continúa espiando a Mona entre sábanas y sexo… Aunque ese «Te quiero» que le dice a su marido se representa al final del capítulo en una alucinación: ya no son sobre personas ausentes sino sobre elementos y entes actuales. Mona, por otra parte, está ocupada tratando de razonar con los líderes de la comunidad de Jardines Lennox, pero se encuentra con la oposición mafiosa de un esbirro de su antiguo jefe Ross: Kenya Taylor. Tom finalmente decide tomar cartas en el asunto y presentarse allí en persona para pisar el suelo por el que no pasaba en 20 años. Es momento de pedir disculpas y hacer promesas: no les volverá a abandonar. Kenya es detenido y los residentes parecen darle su apoyo. También el improvisado discurso es grabado por el móvil de un asistente y emitido por televisión. Corregir los errores del pasado se convierte en su principal misión pero la oposición va a ser terrible: Ross y McGantry son dos pesos pesados y Darius Morrison puede ser esa bala en la recámara… Ahora es buen momento para pensar en ese giro final sobre la evolución de su enfermedad y alucinaciones que le recuerda ese nuevo subconsciente en la figura de Ezra: «¿Qué has hecho ahora Tom?»…

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