jueves, 20 de junio de 2013

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Arrivederci, Tony Soprano… Ciao, James Gandolfini


Muchos nos hemos topado con una noticia que todavía seguimos sin asimilar: James Gandolfini ha fallecido a los 51 años mientras se encontraba en Roma para asistir al Festival de Cine de Taormina. Podríamos hablar inmediatamente de la ironía del destino y de un actor encadenado a un personaje que hizo historia dentro de las series de televisión. ¿Quién no conoce o ha oído hablar de Tony Soprano? Si nos lanzamos a los paralelismos de la serie que le mitificó a perpetuidad, utilizaríamos la secuencia en la que Tony se entera de la muerte de su madre. Tan repentina como eficaz… en uno de los grandes recursos de guión que convirtieron a “Los Soprano” en la serie mejor escrita de la historia según el sindicato de guionistas americanos (WGA)

El shock en el que estamos ahora mismo podría dirigirnos a las veces en la que Tony murió en Los Soprano antes de que llegara ese corte abrupto hacia ese terrible ‘negro’ y silenciara sepulcralmente ‘Don't Stop (Believin)’ en ese series finale titulado “Made in America”. Resulta curioso que los mismos que ahora lloran la muerte de Gandolfini le asesinarán cada vez que recitaban su teoría sobre el final de la mítica ficción de la HBO. ¿Está vivo o está muerto? ¿Acabó encarcelado, liquidado o víctima de enfermedad mortal? ¿Realmente importaba proyectar un futuro que debería emerger de nuestro recuerdo? Nadie ha conseguido espetar los «Bullshit!» con tanto asco y odio como Tony Soprano en ese recital de comida, familia, crimen y castigo de una mastodóntica serie —con un mastodóntico protagonista— en un cuento moral en el que los personajes eran incapaces de evolucionar, salvo la sufrida psiquiatra que, en cierta medida, consumaba la serie al concluir con esa rabia llamada terapia. 

Inmortal secundario e imagen de la eternidad catódica, gracias a uno de los personajes que engrandeció la pequeña pantalla para convertirla en puro CinemaScope y VistaVision, su carrera profesional se inició sobre las tablas de Nueva York y Broadway pero, rápidamente, su porte de mafioso le hizo conseguir sus primeros papeles en la gran pantalla en “Amor a quemarropa”, “Velocidad Terminal” y “Coacción a un jurado”. Repasar su lista de secundarios cinematográficos no le haría justicia, pese a participar en películas como “Cómo conquistar Hollywood”, “Marea roja”, “El hombre que nunca estuvo allí”, la española “Perdita Durango” o ser la voz de Carol en “Donde viven los monstruos” de Spike Jonze. Objetivamente el secundario fílmico que podría quedar en nuestro subconsciente sería como el (¿mafioso?) Director de la CIA en la polémica La noche más oscura de Kathryn Bigelow. Otra nueva ‘indiscreción’ que no perdonaron los Oscars de Michelle Obama y que nos acerca todavía más si cabe a ese estereotipo que se filtró por la epidermis de Gandolfini. David Chase, que cambió la ficción gracias por (y para) gloria de la HBO, concibió en Tony Soprano el personaje total, donde el propio actor quedó catalogado entre premios, fama y reconocimiento. Un reconocimiento que también le seguirá persiguiendo desde el 20 de junio de 2013. Arrivederci, Tony Soprano… Ciao, James Gandolfini.

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