viernes, 1 de noviembre de 2013

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Drácula 3000: La importancia del (grito) final

“Drácula 3000
Título original: “Dracula 3000: Infinite Darkness”
Director: Darrell James Roodt
Sudáfrica
2004

Sinopsis (Oficial):

Una nave de salvamento en una misión interestelar rutinaria encuentra los restos del transportador Demeter, desaparecido 100 años antes. Emocionados ante la perspectiva de obtener una recompensa si lo remolcan, Mina, Van Helsing y el resto der la tripulación abordan la nave abandonada. Uno a uno irán desapareciendo hasta que no quede ninguna duda de que una antigua maldición ha estado latente en la nave a la espera de nuevas víctimas.

Crítica Bastarda:

BRUTAL, simplemente B-R-U-T-AL... B-R-U-T-A-L-M-E-N-T-E una mierda, claro. “Drácula 3000” se ganó desde 2004 con mucho sudor ser una de las mayores chuscas cinematográficas del Siglo XXI gracias a un visionario llamado Darrell James Roodt y ciertas teorías conspiratorias que envuelven su ya inolvidable y mítico final. Veamos, tenemos a Abraham Van Helsing (Casper Van Dien AKA Casper Van BODRIen) con una Mina en versión modelo de pasarela germana y una serie de personajillos tróspidos colocados ahí con un par de memoles. Realmente todo engaña en una película que es un engaño. ¿‘Dracula 3000: Infinite Darkness’? ¿3000 porque están en el año… 3000? ¿Infinite Darkness porque el cerebro del espectador quedará sumido en la infinita oscuridad? Considerada patética, vergüenza ajena, de diálogos patéticos con frases horribles, con fallos tremendos futuristas como auriculares con cables y apología anti Wi-Fi y mobiliario Sci-Fi ochentero, con defectos especiales a go-go, con vestuario ridículo, filmada en plan VHS, con consecuencias catastróficas cada vez que alguien dice que la ha visto (pérdida de trabajo, mujer e hijos… e intentos de suicidio), desperdicio absoluto, peor que una sobredosis, indescriptible en el peor sentido del palabro, pedazo de basura, repleta de actuaciones horribles, de las peores películas que se pueden ver en vida… y muerte, mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-mala-y-mala, siguiendo la estela de impuesta por “Jason X”, desastre absoluto… y, así, podríamos continuar hasta completar un texto de 3000 palabras con todos los extractos ya pronunciados por sus haters. O sea, el 99,99% de los espectadores que ven esta película.

¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOODRIO!

Dicho esto, nos encontramos ante una cinta de vampiros con look de telefilme cutre que trata de copiar las aventuras de Jason Voorhees en 2445 con Drácula en su parte 3000 con tintes de Leprechaun, Hellraiser o cualquier retalillo fantástico y de terror que pueda ubicar en el espacio. La gracia de “Drácula 3000” es que no tiene ningún sentido por mucho que uno trate de buscarlo en un argumento que sugiere que el mítico chupa-sangres era un alienígena que supuestamente fue derrotado por Van Helsing y… ¿volvió a su planeta llamado Transilvania para buscar venganza con un ejército de no-muertos? Los protagonistas, un grupo de ¿cazarrecompensas?, encuentran la nave (Demeter) varada e infectada desde hace 100 años y, siguiendo el habitual batiburrillo del copia-pega del género fantástico-espacial del tipo “Horizonte Final” de Paul W.S. Anderson, quedan atrapados allí con el mismísimo Drácula intergaláctico adicto al vintage. A partir de ese punto el sinsentido no va a cobrar tampoco demasiado sentido. Se encargarán los delirios de Coolio y diálogos del tipo «Prueba a un negro y no habrá vuelta atrás» y conversaciones mierders sobre DIOS. ¿Quién es DIOS? DIOS es Uwe Boll, ¿no había quedado claro Darrell James Roodt? Pero “Drácula 3000”, película netamente filosófica, se aleja de la concepción divina para que Coolio nos regale una clase de poesía-rap-metafísica:

Aurora, muñeca.
Me alegro de verte.
¿Te he contado…
…cuántas veces hubiera querido eyacular…
…encima de tus bonitos melones?
¿O las veces que me quedé despierto…
…hasta tarde…
…volando en globo…
…en una alucinante atmósfera no gravitacional?
…Mientras con la mano me acariciaba
la anaconda y soñaba con tu culo,
Blanco como la nieve.

Uno,
Seguro que tu chocho es más rico que un pincho moruno

Dos,
Cuando acabe, te probarán los demás de dos en dos.

Tres,
Ya puedes colocarte a mis pies.

El gran e incomprendido poeta del cine cutre

Como hemos comentado anteriormente  el argumento es una premisa con la existencia de ese planeta que se llama Transilvania habitado por vampiros y el Conde Orlock que nos recuerda a nuestros cromos de los ochenta. Al final se reduce todo a que Drácula tenía hambre y tan solo quería cenar algo caliente después de 100 años. Obviamente que los protagonistas queden atrapados con un vampiro-chupa-sangres incita a toda clase de momentos habituales de pasillo y sustos ramplones... pero Darrell James Roodt, que tuvo que cambiarse de nombre e identidad tras esta película por las amenazas y no desde el anonimato, se reserva lo mejor… ¿para el final? Después de tener que lidiar con toda la vampirizada tripulación, dejar al Conde Orlock sin brazo y quejándose en plena puerta de sus hemorroides y el peor chiste de la historia del séptimo arte («Te lo había dicho dos veces. Cuelga el cartel de NO MOLESTAR. ¡Mujeres!»), Aurora Ash y Humvee se dirigen a unos soles a poner al churrasco a todos los vampiros, pero no pueden pilotar la nave porque ninguno de los dos dio el curso del CEAC a tal fin. Tienen doce horas de vida para idear un plan alternativo, aunque Shauni de “Los vigilantes de la playa”  (mujer biónica que ejerce de espía pero antes fue una meretriz de lujo) tiene otro planes más sexuarrrles. ¡Premio cuando menos lo esperábamos! A fo-flo-llar (al espectador), sea dicho… Un plano subjetivo del Conde Orlock nos da un tour por la nave para volver a la sala de los ataúdes y quedarse en una esquina, cual fruta barata. Udo Kier (el Capitán Varna) hace acto de presencia en uno de esos vídeos que vimos al comienzo de la cinta para informarnos de sus intenciones de sacrificar la Demeter y a él mismo para impedir que ese horror (se refiere en realidad a la película) llegue a la Tierra. La nave explota y aparecen los créditos… y millones de chillidos al otro lado de la pantalla. Aquello de que en el espacio nadie podía oír tus gritos fue un camelo porque gracias a Darrell James Roodt por fin se escucharon allí hasta en Júpiter. ¡HIJOS DE FRUTA! ¡HIJOS DE FRUTA! ¡HIJOS DE FRUTA! Cuentan que la sonda Voyager 1 recibe los constantes ecos surgidos desde el estreno de esta película... 

Van Helsing, Van Dien, Van BODRIEN

Sobreviviendo a los supervivientes

El final más enigmático del cine cutre de todos los tiempos

WTF!? ¿Qué quisieron contar con el final? Y sobre todo, ¿por qué? Yo, desde luego, lo veo claro: es un cruce fecal de “Solaris” de Andrei Tarkovsky y “Ghost Ship (Barco Fantasma)” de Steve Beck. El Capitán Varna destruyó el Demeter hace 100 años y en realidad los personajes quedaron atrapados en una nave fantasma y maldita que se alimenta de aquellos que se cruzan en su camino para repetir el horror. O sea, les ponen esta película. El sobrevuelo tróspido del Conde Orlock a la esquina, donde deberá prostituirse para el resto de la eternidad, deja parte ese reset al que se somete la nave al final del trauma. La verdad, es que saber qué oño quiso contar el director debería una mielda en una mielda de película, ¿no?… No obstante, “Drácula 3000” es una película fundamental del cine mierder y cutre y junto a “Revenant (Vampiros Modernos)” forman una perfecta sesión doble de cine caposo-trémulo de te-te-rror. Por favor, NO se olviden de-ende GRITAR al FINAL. Las generaciones futuras que sigan recibiendo datos de la Voyager 1 se lo agradecerán.

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