jueves, 22 de mayo de 2014

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Todo sobre el octavo programa de ‘Un príncipe para Laura’

¿Confirmamos ya que “Un príncipe para Laura” es el fracaso televisivo made in Spain de 2014? Y si es así, ¿cuál o cuáles han sido los motivos? Sería demasiado fácil señalar con el dedo acusador a las deficiencias del resultado final o las odiosas comparaciones con Un príncipe para Corinay sus (grandes) personajes… aunque no excusa del maltrato sufrido al edit-dating-reality de Cuatro por parte de Mediaset. El show gestado por Eyeworks a golpe de montaje, banda sonora y trospidez, ha sufrido retrasos en su horario por coincidencias con la UEFA Europa League, es carne de segunda si se cuenta que ‘Supervivientes’ está desatado y se ha consolidado como la comidilla del boca-oreja más friki y marujil y, para rematar definitivamente al invento del todo, un cambio en el día de emisión con una competencia mucho más brutal sentenció el asunto. El adiós de una audiencia a la que tampoco le había enamorado el hechizo de la Bruján más Bruján, sumado al desparrame y aburrimiento del resto del show ha descendido al conjunto a los infiernos bruniles a “Un príncipe para Laura”. ¿Encontró la salvación en su octavo programa o se hundió definitivamente? 

Titulado ‘El beso de la serpiente’, el capítulo nos llevó a la situación de esos dos bloques divididos entre Malta con Laura, la princesa, y Parla de Madeira con el resto de caballeros, que se quedaron a solas con Sira perreando y Mateo, la Víbora (menti)Rosa. Como el ambiente sin Laura estaba en modo tanatorio y las falsedades de Mateo ya no animaban el cotorro-potorro (ni el cotarro), se esperaba algo. Al parecer, tampoco había presupuesto para guionistas o personajes episódicos así que todo quedó relegado a la llegada de Sira y con ella el escándalo. Mateo cuando vio a la bitch del reggaetón, que no soporta ‘Paquito el chocolatero’, lo tuvo claro: «El macho que la ama no es el macho que la desviste». Sira no paga por las bolsas en el supermercado porque es un pedazo de hembra… en Hobbiton, claro. La poncha llevó a los chicos a protagonizar los créditos finales de “Resacón en Las Vegas” y para llegar a ese estado hubo de todo y nada demasiado interesante. Que si en el culebrón de Sira Pablo es un simple personaje episódico, que si luego le meto mano porque me ha dado envidia que un espontáneo le toque el culo y que La Pepa le dé un morreo. 


En fin, para darse a la poncha. Los espectadores pudimos ponernos en modo resaca de La Pepa o llorar lo mismo que Gonzalo al enterarse de que es el único nerd que quedaba con vida después de la expulsión de Ciervo. Quedaban ocho concursantes y el único que tiene algo de distinción en ese nido de mediocridad es El Coplas. 


El Coplas en Malta lo dio todo: flores, dientes, un juego de rol haciendo la pedida de matrimonio y, por supuesto, dando el cante desde el minuto uno al noventa. Coplas se ha ganado el ‘corasón’ de Laura gracias a ser todo un caballero y dar caña a Bruno pero, sobre todo, por esa boca-chancla que debe ser un placer sexual para toda necesitada entrepierna. Personalmente, yo mojo las bragas cada vez que sonríe. Por otro (he)lado, la relación de violencia carnal/labial/coñal entre Bruno y Laura continuó con ese testigo pasado de ácido llamado Manu. Si Laura no había protagonizado un bukkake lo sintió en su rosto cuando Bruno le clavó un buen trozo de helado de nata debajo del ojo. No se asunten, que aquí “Juego de Tronos” es a 8-bits y en sus decorados naturales y no hay giros de guión, aunque yo si hubiera sido El Coplas o Gonzalo habría lanzado a La Mustia por el acantilado y diciéndola antes de la caída: David, el bailaor, envía sus saludos. 


Del cortejo retro y vintage pasamos al baño nocturno con sobre y clavel de la mano (y huevo) de Gonzalo. Tampoco se asusten salvo por el tipazo de la princesa escogida en UPPL. A la mañana siguiente, Laura seguía encantada con todos o eso decía, porque decidió reducir la capacidad de un mini-barco a dos plazas para subir ella misma con Bruno. A solas. Juntos. ¿Para siempre? Después de la cobra… ¿llegó el hundimiento o el HAMOR? Laura quiso hacer un truco de magia a Bruno AKA Betty la Fea, y finalmente le metió un beso con el resto de sorprendidos pretendientes que cotilleaban por allí junto a la fan-girl mustia del encantador de serpientes. Manu, Coplas y Gonzalo no se lo tomaron demasiado bien… y la duda era saber y confirmar la maniobra sorpresa del ‘inmune’, de ese chico que pasa del intenso al pasional. ¿Si hubieran sabido que lo más romántico que soltó Laura a Bruno fue ‘gañán’ otro gallo tróspido cantaría? 


Nuevamente, los montadores de este cuento no tuvieron demasiado material e hicieron lo que buenamente pudieron para dar de un sentido ameno a un culebrón sin demasiados giros de guión. Oh, wait! ¿No se suponía que “Un príncipe para Laura” tenía guión? ¡Pues vaya mielda de libreto que se han buscado! ¡Qué vuelva Alyson! ¡Qué vuelva! Sí, esa que se llamaba Paca y vivía en Alcorcón y decía que era guiri… Salvo los carnavales de Madeira poco o nada más. Ni Mateo revelando su mentirijilla del pasado capítulo o incluso las muecas de Cidoncha y su «¡Que caja de dientes tiene! Si fuera animal seria castor». ¿Salvamos que la Cindonchamanía acabase con las banderas separatistas e integrara a todos en un grupo y nación llamado GUNS? Con el pescado vendido en Parla Madeira post-carnaval y sin ningún tipo de expulsión, pasamos a las páginas escritas ya del cuento al haberse anunciado que sería uno de los participantes aquel que recogiera voluntariamente la calabaza que iba a entregar Laura durante su última noche en Malta. La única sorpresa en el hotel fue el paje salido de la nada. El resto… ya estaba escrito. Como se suponía y se confirmó fue Manu aquel que declinó perder más el tiempo en esa marabunta emocional uterina de la princesa y que iba a llevar a Bruno, el más odiado de la audiencia, y a Pablo, el minisurfero, directos a la decisión final. Otra vez guapos, el mismo cuento de siempre. 


Tenía razón: para estar por estar… mejor estar en casa que un cuento con una choni indecisa. ¿Y quién nos queda para el final después de dos apasionados besos? Guapos que son feos, un inmigrante africano ilegal (Cidoncha), un acosador de famosos con la memoria de un pez, La Pepa, un nerd acróbata y, Coplas, el más guapo de todos ellos con diferencia. De hecho, la duda ofende. Tal vez las flores del Coplas acabaron siendo pasto de las bestias, pero es el más gallardo y bello con diferencia de tan tróspido y absurdo Reino que estamos esperando que llegue ya a su FIN.

¡Guapo, guapo y 1.000.000 de veces guapo!

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