jueves, 31 de julio de 2014

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Sharknado 2: Cómo sobrevivir a un Sharknado 2.0

“Sharknado 2”
Título original: “Sharknado 2: The Second One”
Director: Anthony C. Ferrante
EEUU
2014

Sinopsis (Oficial):

Un enorme tornado lleno de tiburones vuelve a asolar los Estados Unidos, pero en esta ocasión la damnificada es la ciudad de Nueva York. Fin y April tendrán que volver a luchar si quieren sobrevivir.

Crítica Bastarda:

It’s back! Olvídense de Interstellar de Christopher Nolan, “Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” y “El Hobbit: Partida y regreso” porque nos encontramos ante la auténtica película acontecimiento del año. ¡Y no necesita ni estrellas ni presupuesto astronómico! ¡Todo lo contrario! Sharknado se convirtió en 2013 en un fenómeno viral de niveles estratosféricos que catapultó su tornado de tiburones marca The Asylum (y emisión en el canal Syfy) a los televisores y pantallas de todo el mundo. “Sharknado 2: The Second One” ha cumplido todas exigencias y expectativas sobre un desfase argumental y deliro exploitation para dibujarnos de nuevo un gran sonrisa cual escualo después de una buena comilona. ¡Más tiburones! ¡Más motosierras! ¡Más ciudad! ¡ESTO es la guerra! ¡ESTO es SharkSparta! ¡ESTO es Nueva York! Desde un prólogo brutal, Anthony C. Ferrante nos invita a oler las esencias de su cinta y hedores internos de sus tiburones digitales. El plan es servirse de la referencia (“En los límites de la realidad”) y despuntarla con la aproximación más delirante (“Aterriza como puedas” Vs. “Serpientes en el avión”), valiéndose de cameos y todo tipo de artimañas desopilantes que vulneren cualquier ley física y cerebral del espectador. De este modo, recuperamos a Ian Ziering y Tara Reid (un Oscar honorífico para ambos ya) como constante de su primera entrega dejando claro ese hilo meta-ficcional sobre amigos difuntos, traumas de odio popular (por destrozar una ciudad) e incluso los efectos psicológicos a la supervivencia de ser la comida de un gran tiburón blanco. 


¿A qué huele un tiburón por dentro? ¿A qué huele “Sharknado 2: The Second One”? Después de un arranque que no deja títere (ni Wil Wheaton o Kelly Osbourne) con cabeza, es hora de que Fin Shepard y April Wexler encuentren su camino en una nueva amenaza y aventura catastrófica en Nueva York. ¿Son los gafes y responsables de atraer a tornados repletos de escualos hambrientos? Si en Sharknado” Anthony C. Ferrante se servía de la parodia para transitar por esos lugares comunes (y estúpidos) de Hollywood, en su secuela se sitúa en los clichés de las segundas partes y en la reiteración de los errores/dramas/traumas de sus personajes principales. La idea es permutar con los instintos familiares y potenciar un triángulo romántico entre situaciones rocambolescas, absurdas y ridículas con referencias y cameos de algunas celebridades o caras conocidas. La cuestión es que Nueva York aumente la intensidad de la tormenta y su potencia, como si ese frente de sharknados fuera una metáfora de una audiencia (endurecida y más resistente) con una capacidad de impactarse menos al perder el factor sorpresa. Los héroes tendrán que trabajar más duro y Fin Shepard someterse a todo tipo de situaciones peligrosas para proteger a los suyos.


“Sharknado 2: The Second One” tiene la osadía de mezclar un alegato pro-armas con aromas ecológicas de anti-polución y el cambio climático —indicativo alegórico de los fallos de ráccord de toda producción de Serie B— sostenido por un discurso social de unidad del pueblo frente a grandes tragedias. Nueva York sabe de este asunto y C. Ferrante no necesita hablar del 11-S aunque sí sostener todo el arco narrativo sobre las cimas de las grandes torres de la ciudad o la pérdida de la cabeza de La Estatua de la Libertad. Olvídese de “Cloverfield” porque la monster-movie va a quedar posicionada aquí como un capítulo de “Los Teletubbies” y céntrese en buscar la ferretería más cercana: tiene que sobrevivir y atornillarse de nuevo su caja torácica ante las risas que le cause esta película. ¿Es un murciélago, es un pájaro? ¡NO, es un SHARKANADO! Con tiburones vengativos que te arrancan la mano para robarte el anillo de oro, product placement de Subway a gogó, cocodrilos y pequeños escualos que dejan marca, “Sharknado 2” somete a la audiencia a un recital de aleteos sobre la Serie Z y la auto-referencia para perfilar un desenlace eléctrico y estúpido que dinamite cualquier norma impuesta en el género. Hollywood murió en 2013 y Nueva York parece un lugar de tránsito para que veamos un cierre de trilogía en Europa. ¿Llegaran los sharknados a París como los tomates asesinos de John De Bello? De momento, disfrute con la mejor ‘peor película’ del año y su deliberado placer de experimentar todas las virtudes e infinitas carencias del cine cutre. Se trata de eso: únase a los héroes para sobrevivir (amar y reír) o deje que un sharknado le arranque su ya torturada y neuronalmente vaciada cabeza. Usted elige.

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