viernes, 14 de noviembre de 2014

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The Big Bang Theory (8x09) The Septum Deviation: Por narices

Tras The Misinterpretation Agitation” (8x07) y The Prom Equivalency” (8x08) muchos pensaron que pudiera existir un halo de esperanza para la octava temporada de “The Big Bang Theory” y, de hecho, permanece cierta estela de continuidad en la opinión de medios especializados y público. “The Septum Deviation”, octavo capítulo de la octava entrega del universo ‘Big Bang’, me parece que cae de nuevo en ese gran agujero negro en el que se ha convertido la sitcom de CBS en los últimos años. Recuerden, desde este bastardo blog se hacen las reviews desde el punto de vista más imparcial y objetivo evitando hablar de lo mediocre y simplemente analizando los mejores momentos que nos ofrecen Sheldon y compañía. Lamentablemente, “The Septum Deviation” es un desvío de tabique nasal directo a dotar de emociones más humanas al Dr. Cooper tras confesar su amor a Amy Farrah Fowler. En esta ocasión revelará nuevamente que estima a su compañero de piso y mejor amigo, tratando de protegerlo de una posible muerte aunque ésta pueda producirse en una ínfima y absurda probabilidad. Es hora de repasar el capítulo un tanto desafortunado al ironizar la muerte en la misma semana en que la voz de Mrs. Wolowitz (Carol Ann Susi) pasó a mejor vida.

“The Septum Deviation” nos demuestra que el Sheldon Cooper y la cultura popular van en paralelo y su cerebro no tiene más espacio más allá de sus conocimientos de la física, historia, matemáticas y, por supuesto, el mundo de los cómics. En The Expedition Approximation” (8x06) descubrió a Miley Cyrus y ahora hallará el nombre el intrigante nombre de Jay-Z como un encuentro existencial o mera errata. Hay poco más donde rascar entre el fin de los ronquidos de Leonard Hofstadter y la preocupación ante el fatalismo de Sheldon y el absurdo (argu)mental que su propio compañero de piso le plantea: el riesgo de morir conduciendo un coche es incluso mayor… y las probabilidades diarias. Sabemos que Sheldon es cabezota y testarudo cuando algo se cruza en su camino y ese bebé gigante atrapado entre puertas giratorias va a recibir una respuesta del destino ante sus deseos y temores. En realidad, “The Septum Deviation” funciona en sus parcelas de humor negro con Sheldon asimilando el fallecimiento de su amigo e incluso comprando una urna para depositar sus cenizas bajo la inscripción: «Aquí yacen las cenizas de Leonard Hofstadter. Pensó que estaba bien, pero su compañero de piso sabía más». 


La otra trama también tiene un matiz oscuro y morboso al utilizar el divorcio inesperado de los padres de Raj, tras 45 años de matrimonio, para revelar los resentimientos de Howard y Bernadette en su maridaje y relación. Juegos de palabras desafortunados con muffins aparte, en la trama seguimos echando de falta a Emily e incluso a Canela (Cinnamon). Si está tan deprimido Raj, ¿por qué únicamente su paño de lágrimas son su mejor amigo y su mujer? Me quedo aquí con ese scketch a larga escala que produce la terapia de parejas que realizó con Raj y no Mrs. Wolowitz como parecía apuntar el comentario de Bernadette. Da la impresión de que Howard vive todas sus relaciones como matrimonios… ya sea con su madre, su amigo o su propia mujer. Un conflicto interesante que ya está a estas alturas de la sitcom se encuentra demasiado sobre-explotado y que ratifica que esa tensión en la relación es precisamente aquello que la alimenta y evita que muera. El día en el que Bernadette y Howard no se guarden rencor el uno al otro será el día en el que acabe su matrimonio. Lo tenemos claro. Lo teníamos claro. Lo tendremos claro. Por narices. 


Que Sheldon Cooper vea a Tesla como su versión low-cost remarca el egocentrismo del físico… pero en “The Septum Deviation” van a explorar de nuevo los sentimientos del protagonista y epicentro del resto de personajes. Leonard se va a operar para arreglar su desviado tabique nasal y acabar con los ronquidos (y otros problemas) y, según Sheldon, con su propia vida. El fatalismo del Dr. Cooper es tan absurdo e idiota que incluso depara buenos diálogos al recordar las posibilidades de morir por un meteorito y sacar a relucir que la arrogancia de los dinosaurios facilitó un combustible a los siguientes moradores de su planeta. La operación, pese a algunas complicaciones, sale bien… y Sheldon halla la respuesta a su destino fatalista en ese doloroso espejo que forma su cariño hacia Howard. Penny encantada con tener dos narices ‘arregladas’ para su foto de Navidad. ¿Y el resto? Aparte de descubrir una escuela de esgrima en Burbank para jedis, voy a repasar mentalmente más cosas que me han podido gustar: 

Mmmmmmmmmmm

MmmmmmmmmmmMmmmmmmmmmm

Mmmmmmmmmmm

MmmmmmmmmmmMmmmmmmmmmm

Mmmmmmmmmmm

Mmmmmmmmmmm

[...]

Mmmmmmmmmmm

Mmmmmmmmmmm

Mmmmmmmmmmm

NO, nada más. Habrá que reírse… por narices.

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