lunes, 27 de abril de 2015

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Mad Men (7x11) Time & Life: El fin está cerca


“Mad Men” siempre ha utilizado sus tramas para inteligentemente introducir ciertos cambios en la propia audiencia. Hemos quedado ligados emocionalmente a la creación de Matthew Weiner y sus personajes y, en cierto modo, han acabado siendo un reflejo de la sociedad y su pasado. Sobre todo de los estadounidenses. En este cierre de la serie de AMC nos han planteado en apenas unos pocos capítulos el pasado y mujeres de Don Draper, las vidas no vividas y esa sensación sobre la niebla que envuelve el futuro. El cielo, desde luego, espera al show que coronó gran parte de esa nueva edad de oro de las series de televisión. Pero para llegar al paraíso es necesario morir… “Time & Life”, undécimo episodio de la séptima y última temporada de “Mad Men”, precisamente trata sobre la expiración, el tiempo y la vida. Weiner desea profundizar en su discurso y crear la idea sobre la conciencia del espectador de que su estilizado drama laboral consistía en la vida y milagros de Sterling Cooper y su complicada supervivencia en el ecosistema de las agencias de publicidad. Sterling Cooper Draper Pryce, Sterling Cooper & Partners, esas siglas SC&P que creíamos definitivas… y, ahora, llega el fin… 

El final de “Mad Men” está cerca y “Time & Life” insiste en el discurso habitual en la serie alrededor de Don Draper, siempre cayendo al vacío para reinventarse y sobrevivir. Se tratan de mecanismos circulares y mucho de lo que vamos a vivir en este capítulo es un gran déjà vu de varios elementos anteriores. En este caso una gran noticia va a dejar a SC&P compuesta pero con un novio que quiere el matrimonio por la vía rápida. Y es que la agencia de nuestra serie —y sueños seriéfilos— va a quedar absorbida por McCann. No hay vuelta atrás. ¿Es bueno o es malo? ¿Es el consecuente futuro en el que el pez grande acabó comiéndose al pequeño? El libreto, como siempre, envuelve esta noticia revelando previamente a Ken Cosgrove ‘trolleando’ a Pete Campbell y haciendo realidad su promesa de ser el cliente más complicado de satisfacer, en reabrir una línea emocional para Don con un par de mensajes de Diana que finalmente no dejó en su contestador y, evidentemente, la gran revelación desvelada por Roger al comprobar que Dawn se olvidó de pagar el alquiler de las oficinas. Roger quiere despedir a todas las secretarias implicadas pero Joan Harris está allí para que Dawn se explique: fue McCann quién dio el aviso y no lo comunicó a SC&P. Ferg Donnelly confirma a Roger (y Joan) esa inminente realidad y terremoto para la agencia y vamos a tener una idea de Don para que Pete, Ted, Joan y Roger colaboren en tratar de salvar la agencia… nuevamente. Déjà vu, aunque ya los viejos trucos de nada sirven. A McCann le da lo mismo los conflictos que tengan con algunos clientes porque el alquiler de las oficinas es demasiado elevado. Joan recordará que todos ellos están atados por la cláusula de no competencia. Pero es realmente el adiós de Lou —que se va a Tokio para hacer realidad sus sueños con su caricatura gracias a la compañía de animación japonesa que produce ‘Speed Racer’— lo que da la idea a Don para formar Sterling Cooper West y llevarse a todos los clientes con conflicto de McCann. ¿Será California la solución y destino de todos los personajes? ¿Otra vuelta a empezar habitual en la serie y gran círculo para Don o ya es el final? 


Como “Mad Men” llega a su cierre todas las necesidades y añoranzas de los personajes principales tienen que quedar correctamente enfocadas. Venganzas con parche aparte. “Time & Life” se va a centrar, a tal efecto, en la relación de Pete Campbell con Trudy —tras no ser admitida su hija Tammy a la escuela Greenwich Country Day— y en la maternidad de Peggy Olson. Unos niños que están allí para hacer unas pruebas con un producto recalcarán el conflicto del personaje y frustración. Los guionistas solamente tienen ya a Stan para potenciar todo ese arco argumental. Recordemos que John Mathis fue despedido en el capítulo anterior y que Michael Ginsberg acabó loco perdido antes de regalar a Peggy uno de sus pezones. Las tramas entre Stan y Peggy siempre han funcionado bien con la complicidad de ambos (e incluso áspera sinceridad) pero evidentemente toda la situación de SC&P y su definitiva absorción por parte de McCann dejan a los personajes expectantes ante un futuro que nadie ve con buenos ojos. Peggy se entera de la noticia por Pete y ésta lo revela a Stan. Las noticias y rumores, tal y como confiesa Meredith, vuelan cual murciélagos por la oficina. No se puede decir que Don y compañía, como siempre, lo intenten y traten de sobrevivir en tiempo récord. La idea es conseguir varias cuentas para ‘vender’ la no disolución de la agencia a McCann… aunque el destino y el propio Matthew Weiner quieren articular ese discurso de que la serie y Sterling Cooper siempre fueron en paralelo. La muerte de Bertram Cooper fue un avance de la defunción definitiva de la empresa… aunque, tal y como recordará Jim Hobart, la agencia debe morir para ir a ese cielo de la publicidad llamado McCann. Jim dirá grandes nombres de compañías a cada uno de ellos menos a Joan, que sigue de brazos cruzados ante ese futuro que tal vez no sea profesional sino como nueva esposa de Richard Burghoff. McCann dejará a todos ellos como niños jugando con esos preciados e inalcanzables juguetes… pero siempre con supervisión.


Pero “Mad Men” también quiere contarnos más sobre otros personajes como por ejemplo Ted Chaough y cómo está rehaciendo su vida tras su divorcio. Presumiblemente aquí el guión no quiera dejar demasiados cabos sueltos. ¿Significará que pudiéramos tener el regreso o mención a Salvatore Romano tal y como ocurrió con Paul Kinsey? La cuestión es que la recuperación de Trudy y el siempre necesario cameo de Alison Brie nos llevan a una reunión con el director de la escuela Greenwich Country Day para también trazar líneas cómicas en el libreto. Resulta que el director tiene una vieja rencilla familiar histórica con los Campbell y ese fue el motivo de la no admisión de Tammy y no su test que revela ciertas ‘ausencias’. Los guionistas van a plantar una semilla con Pete defendiendo a golpes a su ex mujer e hija y realmente Trudy revela la complicada y solitaria vida social que lleva por ser una mujer divorciada. Estamos a principios de los 70 pero EEUU seguía anclada en viejo ideales y estigmas. ¿Volverán juntos? Ese sentimiento de la maternidad enlaza con Peggy y Stan haciéndose cargo de una de las niñas que fueron a la audición y que espera que su madre regrese de otra con su hijo. Stan y Peggy se convierten en sus padres por así decirlo. La pequeña juega en la mesa de Peggy y finalmente se hace daño con una grapadora. Todo el evento coincide con el regreso de su madre y los reproches tanto de Peggy como de la progenitora. Peggy necesitaba sacar sus conflictos y exponerlos porque ahora sabe que puede que todo por lo que luchó realmente no sirva para nada. Sacrificó a un hijo y ahora tendrá que estar unos años en McCann como gran prueba de fuego necesaria para su carrera. Peggy confesará a Stan que su hijo está con una familia en algún lugar que desconoce aunque no signifique que no le importe, simplemente tiene que correr ese velo para poder continuar con su vida. A ambos les queda el silencio y su compañía.


«Por primera vez siento que pase lo que pase se supone que pasará». Don, Roger, Joan, Pete y Ted beben en un bar y se emborrachan. Tenían el día libre por McCann como ‘premio’ y todos ellos se replantean ese futuro… Al menos les queda un brindis por Lou Avery como objeto de su burla. ¿Quién no puede triunfar en Japón? Don y Roger también conversan y éste confiesa su relación con Marie Calvet y que su ex esposa conoce la misma. Digamos que Roger recuerda a Don que cuando él se casó su secretaría fue bastante duro con él… y finalmente hizo lo mismo. Don se ha rendido y se deja llevar hacia el apartamento de Diana pero ella ya no vive allí sino una pareja gay que incluso le ofrece una última copa. “Mad Men” siempre ha tenido ese juego de puertas giratorias, de salidas y entradas existenciales con ese remanente de despachos y oficinas. ¿Le iría mejor a Don Draper como homosexual que como solitario hetero? Matthew Weiner lo deja caer y cierra esa puerta como su posible renacimiento en California y la (casi) definitiva conclusión de todo ese arco vital. ¿Encontrará Don a su Diana o también esa puerta quedó ya obstruida por el destino? Adiós al Alka-Seltzer y bienvenidos a la gran noticia del la mudanza a McCann. Nadie se cree que sea el comienzo de algo, es el final y la imagen de esos cinco socios de pie contrasta con su plano con todos ellos sentados en el despacho de McCann. Ellos están solos en todo esto. Siempre lo estuvieron. ¿O acaso, aparte de los autores de los créditos de la serie, quién tiene la suficiente fe de que al morir irá al cielo?

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1 comentario:

  1. Siempre se puede hacer un final que disguste a todo el mundo, como alguno que se ha perdido en el camino. Pero desde luego que no veo un cambio de acera de Draper. Aunque no niego que sería sorprendente, pero no verosímil.
    Mi final preferido sería más como telepredicador. Incluso ya tenemos una Diana-Magdalena que sea el hilo que le lleve a la luz de su redención. Por final raro o bizarro que no quede. :D
    https://youtu.be/SX9Evu0ag9k

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