miércoles, 28 de junio de 2017

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Silicon Valley: Cuarta temporada


Erlich Bachman: Hay un monstruoso desequilibrio de género en el mundo inversor. Puedo ayudaros a sortear la toxicidad de esa cultura masculina que está traspasando a nuestra isla feminista. Por ejemplo existe al llamado ‘mansplaining’. ¿Habéis oído hablar de ello?

Monica Hall (junto a Laurie Bream): Sabemos lo que es. 

Erlich Bachman: Mansplaining es cuando un hombre le explica algo de manera condescendiente a una mujer, que ella ya sabe. 

[AVISO SPOILERS] ¿Podrán los protagonistas de “Silicon Valley” escapar del eterno bucle de construcción/destrucción en el que ha quedado atrapados? Está claro que haga lo que haga Richard Hendricks y sus compañeros de viaje volverán a poner el mundo de la informática patas arriba para regresar a ese piso (e incubadora) que comparten y que han convertido en su centro de operaciones. Pensemos en que desde que nuestros héroes vencieron en TechCrunch solamente se han metido en líos por reivindicar su independencia bajo ese sistema que bien define Gavin Belson: o dejas que te compren  y te conviertes automáticamente en el esclavo de una poderosa empresa tipo Hooli o, por el contrario, eres destruido sin compasión. El cosmos del norte de California, Estados Unidos, que ha planteado la comedia de HBO, siempre ha sido trazado desde la parodia y el sarcasmo respetando los códigos del mundo empresarial de las startups y, al mismo tiempo, retroalimentándose de la realidad respetando a todos y cada uno de los personajes. Esas identidades han desarrollado una evolución pronunciada como la de Hendricks, convirtiéndose en estos diez nuevos episodios en un protovillano dispuesto a todo lo que sea necesario por dar luz una revolucionaría idea gracias a su ya revolucionario sistema de compresión. En cierto modo, “Silicon Valley” es Pied Piper y sus aplicaciones a lo largo de estas cuatro temporadas y Hendricks ha quedado como un inconformista al que tampoco hacer trampas no le ha servido de nada. De hecho, sus números fraudulentos en el pasado —con los que quiso hacer negocios en Coleman Blair— solamente le sirvieron para convertirse en un paria del negocio y cerrar la proyección de mercado de su algoritmo. Si bien el punto de partida de esta entrega era una app de videochat —de calidad desbordante y sin pérdida de calidad de imagen—, nada va a acabar como empezó… tal y como marca la tradición de la comedia de HBO. ¿Vuelta a empezar o vuelta a acabar con aquello que tenían entre manos?

La cuestión es que el dinero es el actual dios de la informática y nuestros chicos necesitan fondos desesperadamente. Siempre. Hagan lo que hagan. Y el problema aquí es que el CEO de Pied Piper es la oveja negra de Silicon Valley. En “Success Failure” (4x01) ya comprobamos que Richard Hendricks deseaba quedar desligado de un proyecto en el que no estaban plenamente implicado y Dinesh va a tomar el control de la situación. Tampoco son buenos tiempos para el bromance de Jack y Gavin en Hooli con ‘The Box’ ya que el ego de ambos está en medio generando una inminente discordia. Monica, por su parte, nos presenta ese tercer punto de vista que ofrece la serie respecto a Raviga Capital y ese otro mundo de despachos e inversores en los que la protagonista y Laurie Bream desean romper la dinámica del ‘falocentrismo’ de un mundo de hombres. La nueva guerra ha comenzado y veremos una serie de cambios que lleven incluso al espectáculo de HBO a forjar una alianza entre Richard Hendricks y Gavin Belson. Precisamente Belson va a ser sacrificado por Hooli tras probar de su propia medicina debido, principalmente, a su única vía para conseguir las cosas: o me vendes lo que necesito o me declaras la guerra. Y es que los sueños de Dinesh por convertiste en un gran CEO de una compañía legitima pasan a mejor vida cuando nuestros chicos descubren que tendrán que pagar más de 21 mil millones de dólares en multas por permitir utilizar su app a menores sin que se percataran hasta que fue demasiado tarde. Belson, por lo tanto, compra un caramelo envenenado que supone su salida de Hooli pero, al mismo tiempo, la vía para que los escritores completen una colaboración con Hendricks al necesitarse ambos mutuamente. 


En la cuarta temporada de “Silicon Valley” hemos vivido un cambio de roles en parejas como la propiciada por Erlich y Jian-Yang. Precisamente las artimañas de ambos y, sobre todo, la venganza despiadada del asiático sobre su tirano explotador nos garantizarán un gran cúmulo de carcajadas… amén de dar pie al recurso de guion salvador de Piep Piper de cara al season finale. La serie también ha tratado de crecer en otras direcciones sin olvidar el pasado y la nostalgia del viaje en el tiempo que propone Belson y la necesidad de evocar el legado de Peter Gregory. Tal vez la propuesta de HBO hubiera sido muy distinta si Christopher Evan Welch siguiera con vida aunque, no obstante, la comedia ha sabido hacer suyo ese constante leitmotiv de reinvención temporada a temporada. Dinesh ofrece cierta línea de evolución en la relación con una peligrosa novia y los intentos de éste por ‘deshacerse’ de ella introduciendo todo tipo de desopilantes situaciones. “Silicon Valley”, al fin y al cabo, siempre ha sido un juego de cambios sobre cambios y Cabezón siempre ha servido como escaparate de ese otro mundo de la informática en el que poco importa la inteligencia sino las etiquetas de popularidad. Que acabe siendo el maestro estrella de una universidad refleja nuevamente los tiempos del espectáculo. Los intentos de despuntar en la Hooli-Con, por parte de Jack Barker, vuelven a ese eje en el que el ego enmarca todo para unos personajes habitualmente descritos como niños grandes repletos de peculiaridades. Obviamente aquí también existe un espacio para la sorpresa como la relación entre Monica y Laurie (y su embarazo) y el descubrimiento de la primera respecto a los sentimientos de amistad de la segunda. En realidad, los escritores no parecen interesados en desvelarnos la vida de algunos personajes secundarios salvo en esos impactantes golpes de efecto informativos o la petulancia del modo de vida de Gavin Belson. Ciertamente Silicon Valley es un mundo de contradicciones y excentricidad y la comedia de HBO hace suya esa esencia en la que no faltan troles de patentes y nuevos escollos para hacer realidad el sueño de Hendricks y, por extensión, de Pied Piper. Aquí tampoco la falta la irreverencia y es curioso que un hackeo de Gilfoyle a la nevera inteligente, que compró Jian Yang, sea un puente de salvación entre esa otra condena a repetir los errores de otros… dentro de ese cambio de roles el que la cornamenta de Dan Melcher va a seguir creciendo. Hemos tenido también nuevos personajes como el que propicia Haley Joel Osment como un visionario de la RV y la vía para que Barker epate a las masas en la Hooli-Con. Las piezas siguen creciendo pero perpetuando un mismo modelo de programa, ya sea informático o televisivo.


De nuevo, vamos a tener un caramelo envenenado y jugada argumental para que nuestros chicos inicien una serie de maniobras (un tanto ilegales) para introducir el código de Pied Piper en la aplicación de Hooli en la Hooli-Con. Utilizando la Wi-Fi y con la ayuda de Hoover nuestros protagonistas consiguen sus objetivos no sin destruir la confianza del grupo en Hendricks. ¿El fin justifica los medios? El sueño del CEO de Piep Piper pasa por reinventar internet tal y como lo conocemos y acabar con la era de los servidores para almacenar datos sino que sean una nueve de dispositivos aquellos que los compartan. El viaje de Erlich para localizar a Gavin Belson en el Tíbet también supone una epifanía y la culminación e la venganza de la venganza de Jian-Yang. Ese billete de ida y la maniobra de Belson, una vez que se da cuenta de que tiene una vía para regresar con un halo de triunfo a Hooli tras el fracaso de Barker, podrían suponer la explicación a la salida de la serie por parte de T.J. Miller. Los escritores, en cierta medida, siempre han tenido mucho mimo tanto para sus personajes como para los recursos de guion y el viaje bañado en opio durante cinco años por parte de Erlich Bachman es un idóneo epítome y despedida a uno de los mejores personajes de la serie. “Silicon Valley” siempre ha tratado sobre la reinvención y la tragedia de genitales incendiados por culpa de los HooliPhones supone un nuevo rasero para la conciencia de ese binomio conformado por Hendricks y Jared. ¿Fue por culpa de la maniobra de Richard? Indudablemente tanto la leyenda del Samsung Galaxy Note 7 como la red de mentiras en las que ha quedado atrapado Hendricks, conforman un material dramático para poner a prueba a todos. Los pecados, no obstante, serán lavados por Anton y su sacrificio servirá para que nuestros héroes se den cuenta de que 30.000 neveras inteligentes se han unido a esa felación artística para que Gilfoyle se mofara de Jian Yang. El espíritu de la serie de HBO siempre ha sido transgresor y esa nueva reunión del grupo confirma que están condenados a entenderse siendo Belson ese eterno rival al que debe vencer Richard. Nada ha cambiado por muchos cambios que hayan surgido alrededor de ambos. Nuestro protagonista tiene su patente y ha confirmado que su idea puede ser real más allá de la teoría de Peter Gregory. Veremos ahora dónde viaja Pied Piper o si volvemos, nuevamente, al mismo sitio e incubadora…


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